Columna "El Catalejo"
Mario Antonio Sandoval
Prensa Libre, lunes 06 de abril de 2009
CONSTITUYÓ UNA MUY agradable sorpresa tener en mis manos una copia del libro Contemplaciones —historia, arte y cultura de la Semana Santa guatemalteca— de muy reciente edición, el cual tiene dos diferencias fundamentales respecto de otras obras similares: primero, analizar la Semana Santa desde las perspectivas religiosa, histórica, escultórica, musical, literaria, de artes efímeras, de la naturaleza, de la comida, de las alfombras. En especial me pareció novedoso analizar las similitudes de la vida prehispánica maya con algunas de las tradiciones nacionales de hoy. Estos análisis fueron realizados por estudiosos y conocedores profundos de cada uno de los temas. Es una obra enriquecida con el conocimiento de varios autores.
LA SEGUNDA DIFERENCIA es tratar de consolidar la identidad nacional de la idea de publicar la obra, concebida por la organización Punto 3 e impresa con la colaboración económica de Unesco. El objetivo es lograr la declaratoria de patrimonio intangible de la humanidad, y el primer paso en ese sentido fue lograr la declaratoria gubernativa de esta manifestación cultural como parte de este tipo de patrimonio, pero de Guatemala. No tengo por qué dudar de la colaboración de las autoridades eclesiásticas del país para lograr ese honroso título. En esa línea es importante unir esfuerzos de hermandades, órdenes religiosas, contactos diplomáticos eclesiásticos con el Vaticano y cualquier otro esfuerzo para lograr la declaratoria mencionada.
LOS ARTÍCULOS SALIERON de la pluma de Miguel Álvarez Arévalo, Johann Estuardo Melchor Toledo, Juan Antonio Valdés Gómez, Carlos Mauricio Morán, Juan Haroldo Rodas Estrada, Eduardo Antonio Andrade Abularach, Paulo Renato Alvarado Browning, Carlos Alberto Seijas, David Francisco Albizúrez, Ofelia Columba Deleón Meléndez, Yury Azurín García, Juan Carlos Lemus y Anantonia Reyes Prado. Fueron escogidas fotos de Renato Mazariegos y de otros 200 fotógrafos, así como otras históricas, algunas de principios de siglo pasado, y otras del archivo del recordado Diego Molina. Aunque como es lógico, faltaron algunos nombres, se trata de un esfuerzo colectivo de primer orden y de 320 páginas impresas en colores.
LA TEMÁTICA HISTÓRICA incluye las etapas 1524-1821; 1822-1954 y 1955-2009. Hay explicación de la escultura y su ingreso a la cosmovisión guatemalteca; el dolor, como forma de matizarlo; la orfebrería, la vestimenta de las imágenes; las marchas fúnebres para bandas; el uso de otros instrumentos; los altares y velaciones, los adornos de las andas como refugio de los artistas populares, y la evangelización a través de las procesiones. Todo fenómeno cultural no escapa de su ambiente natural, y por eso las flores y frutas merecen un estudio, así como las alfombras, de vida efímera solo posible de recordar gracias a las fotos y a las grabaciones, donde domina el color morado cucuruchesco en medio de la algarabía de colores, olores y sabores.
AL VER LA SEMANA SANTA guatemalteca como un fenómeno cultural, y sacarla del esquema puramente religioso, pueden desaparecer también las visiones miopes de despreciarla como consecuencia de cambios de feligresía. A mi criterio, todos los guatemaltecos —sin excepción— tienen motivos para sentir orgullo porque nuestro territorio sea el escenario de tan interesante fenómeno masivo. Ninguna otra actividad logra reunir tal cantidad de hombres, mujeres e infantes, llegados de manera voluntaria, sin presiones ni esperanza por obtener regalos. El libro hoy comentado se une a la bibliografía existente. Ojalá pronto sea posible reimprimirlo en versión popular, a precio asequible para más personas. Su calidad es un buen motivo para lograrlo.
martes, 7 de abril de 2009
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